Estas palabras que en
un principio parecen incompatibles cada vez se ven más juntas, y es posible encontrarlas
con términos equivalentes como por ejemplo “deudas buenas”.
En primer lugar debemos
recordar que según la normatividad contable, una deuda es una obligación
presente (de transferir $$, bienes o servicios) derivada
de eventos pasados (prestamos, anticipos, sentencia condenatoria) en virtud de
la cual, en el futuro se deberán transferir recursos ($$) o proveer servicios a
quienes pueden exigir el cumplimiento de la obligación.
En segundo lugar
recordemos que la palabra “productivo” según el Diccionario de la Real Academia
Española de la Lengua, se refiere a arrojar un resultado favorable de valor
entre precios y costes.
¿Qué es entonces una
deuda productiva? Es aquella obligación, generalmente dineraria en virtud de
contrato de mutuo (préstamo), en la cual una vez descontados los gastos
financieros para su atención, reporta rentabilidad en virtud de los ingresos
que se obtienen con la aplicación de los recursos inicialmente obtenidos.
Así pues, hay deudas rentables, porque los
ingresos que obtenemos con la aplicación del recurso (capital prestado) son
superiores a los gastos (intereses) en que incurrimos para la obtención del
mismo.
Las
deudas DEBEN contribuir a los ingresos de la compañía… calcúlelo.
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