¿Empleador puede, unilateralmente, disminuir porcentaje de comisiones o salario de trabajador? No



En primer lugar recordemos que la finalidad de la legislación laboral es lograr justicia y equilibrio en las relaciones entre empleadores y trabajadores, tal como se desprende del artículo 1 del Código Sustantivo de Trabajo; y que en virtud del contrato de trabajo una persona presta un servicio personal bajo continuada dependencia o subordinación y a cambio de una remuneración (llamado también salario) que no es otra cosa que la recompensa o premio por el servicio prestado.

En segundo lugar recordemos que según las decisiones de los jueces el poder subordinante del empleador y en virtud del cual puede introducir modificaciones a las relaciones laborales tiene límites como el honor, la dignidad, la seguridad y los intereses y derechos mínimos del trabajador, y no puede ejercerse con absolutismo sino de manera reflexiva y atendiendo a razones objetivas, humanas o técnicas, o de organización o producción, y sin desconocer el derecho del trabajador a que su situación laboral, familiar y económica no sea desmejorada (CSJ, Cas Laboral, Sec. Primera, Sentencia de 3’ de enero de 1992, Rad. 4756).

De manera concreta, en cuanto a la modificación laboral, conviene tener presente los siguientes razonamientos del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cartagena en sentencia dictada el 23 de marzo de 2004: “Nuestro ordenamiento jurídico no impide que por mutuo acuerdo, las partes vinculadas por un contrato de trabajo puedan convenir válidamente la rebaja o reducción, sin afectar el mínimo legal, del salario que en un momento dado esté devengando el trabajador. Lo que nuestra ley positiva establece es que el empleador carece de facultad para disponer unilateralmente esa disminución, de manera inconsulta y contra la voluntad del trabajador, de acuerdo con lo preceptuado, entre otras disposiciones, por los arts.57, 59,132 y 142 del C.S.T.(...) De ahí, que cualquier modificación del salario consentida por el trabajador se tiene y se ha venido teniendo por la jurisprudencia como aceptada por él siempre que no haya reclamado oportunamente contra ella”.

En esta misma línea, el Misterio de Trabajo en el concepto 11499 del 25 de enero de 2013, dijo: “(…) el empleador no se encuentra facultado para modificar los elementos esenciales del contrato de trabajo, como son el salario, la jornada de trabajo y las funciones, pues los derechos laborales tienen el carácter de irrenunciables, por lo tanto, las modificaciones que se introduzcan en el contrato no podrán afectar los derechos laborales mínimos garantizados por la legislación laboral(…) considera esta Oficina que en todo contrato de trabajo las partes deben ponerse de acuerdo sobre las condiciones y términos del mismo, razón por la cual, las modificaciones que realice el empleador, especialmente aquellas referidas a salario, funciones y jornada, deben obedecer al mutuo acuerdo de las partes, a criterios de justicia y proporcionalidad, para no incurrir en desmejoras a los derechos del trabajador, sin el acuerdo o aceptación por parte del trabajador. Esta posición ha sido ratificada por el Ministerio de Trabajo a través del concepto 220644 del 18 de noviembre de 2015.


Así pues, en la legislación laboral, en la jurisprudencia y en la doctrina se encuentran fundamentos para decir que no puede modificarse unilateralmente el salario de un trabajador ni disminuir porcentajes de comisiones que impacten negativamente el valor final de la remuneración.

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La depreciación, ¿Qué es? Puede acelerarse? puede tener efectos positivos en materia financiera y fiscal?


En términos generales, según se lee en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, la Depreciación es la disminución del valor o precio de algo, ya con relación al que antes tenía, ya comparándolo con otras cosas de su clase; este concepto se acerca mucho a lo que la normatividad contable colombiana tiene previsto para esta figura. Y es que el decreto 2649 de 1993 consagra las normas de contabilidad generalmente aceptados en Colombia y en ellas se lee que la Depreciación es la forma en la que se denomina la asignación del costo por el uso y/o el tiempo de las propiedades, planta y equipo, y a través de ella se reconoce la contribución de estos activos a la generación de ingresos en los resultados del ejercicio, la cual se determina sistemáticamente mediante métodos de reconocido valor técnico, tales como línea recta, suma de los dígitos de los años, unidades de producción u horas de trabajo, pero en todo caso debe utilizarse aquel método que mejor cumpla la norma básica de asociación.

Desde el punto de vista fiscal, el artículo 128 del Estatuto tributario establece que son deducibles (restables en la determinación de la renta gravable) cantidades razonables por la depreciación causada por desgaste o deterioro normal o por obsolescencia de bienes usados en negocios o actividades productoras de renta, equivalente a la suma necesaria para amortizar el 100% de su costo durante la vida útil de dichos bienes, siempre que estos hayan prestado servicio en el año o periodo gravable de que se trate.

En cuanto a la vida útil de los activos depreciables debe tenerse presente que el decreto 3019 de 1989 los establece así, atendiendo a turnos de 8 horas diarias 6 días de uso a la semana:

Inmuebles
20 años
Barcos, trenes, aviones Maquinaria, equipo y bienes muebles
10 años
Vehículos automotores y computadores
5 años
CASO ESPECIAL: los activos fijos depreciables cuyo valor de adquisición sea igual o inferior a 50 UVT ($1.488.000 en 2016) podrán depreciarse en el mismo año en que se adquieran, sin consideración a la vida útil de los mismos.

Ahora, si los turnos establecidos por el empresario exceden de los normales (8 horas), el contribuyente puede aumentar la alícuota de depreciación en un 25% por cada turno adicional que se demuestre y proporcionalmente por fracciones menores, esta es la aceleración de la depreciación con lo cual se logra “agotar” el costo del activo antes del tiempo previsto en un principio por la norma, y claramente, cuanto más pueda restar la empresa cada año por concepto de depreciación en materia fiscal, menor será su renta gravable y, por lo tanto, pagará menos impuestos. Debemos tener en cuenta que la depreciación acelerada otorga a las empresas un mayor incentivo para destinar recursos a nuevas inversiones de capital con objeto de reponer el capital existente en equipo.

Tengamos presente que en momentos de alta inflación, desde el punto de vista fiscal es recomendable evaluar métodos de depreciación que amorticen el mayor valor posible lo más cerca al inicio de la vida útil del activo, siempre respetando el principio básico de asociación. No olvidemos algo que dijo la DIAN: “El ajuste por inflación incorporado en la propiedad planta y equipo, permite que a través de la depreciación del costo ajustado se creen fondos para la reposición a precios de mercado”DIAN & Inflacion. Asi, en momentos de alta inflación, entre más rápido se deprecia un bien(respetando la asociación), menos riesgos se corren de que exista una diferencia ostensible entre el valor a amortizar y el costo de reposición.

Por ultimo no olvidemos que el ritmo de depreciación en materia fiscal no tiene que coincidir con la contable, porque por ejemplo, en materia fiscal se esté utilizando el método de suma de los dígitos de los años, y en virtud de esto puede ocurrir, en los primeros años de aplicación de la depreciación, que la deducción fiscal sea mayor que la contable lo que generara el deber de realizar la provisión del artículo 130 del Estatuto Tributario y se estará frente a una utilidad fiscal mayor que en lo contable lo que puede tener efectos positivos frente a la distribución de dividendos a los accionistas.

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