Se entiende por
reestructuración de un crédito la celebración de cualquier acuerdo, que tenga
por objeto o como efecto modificar las condiciones originalmente pactadas en un
crédito y se hace con el propósito de que el deudor cumpla con su obligación ya
que tendrá un compromiso económico menos exigente en cuanto al flujo de caja. Son
ejemplo de restructuraciones de los créditos el pacto de un plazo superior al
inicialmente estipulado y las novaciones.
Es importante tener en
mente que cuando un deudor (cliente) solicita la reestructuración de un crédito
al acreedor (vendedor, prestador de servicio), éste realiza análisis para
establecer, razonablemente, si el crédito es recuperable y aceptable en las
nuevas condiciones. Debe tenerse presente que entre más operaciones
reestructuradas se hayan otorgado a un mismo deudor, mayor será el riesgo de no
pago de la obligación.
Frente a las entidades
financieras es pertinente tener presente que la calificación del deudor que reestructura
sus obligaciones (e) puede mejorar cuando el deudor demuestre un comportamiento
de pago regular y efectivo.
Por último, las
reestructuraciones deben ser un recurso excepcional para regularizar el
comportamiento de la cartera de créditos y debe evitarse que se convierta en
una práctica generalizada.